Bloomers

La National Health Society se estableció en 1871 a través de la iniciativa de Elizabeth Blackwell, una organización que promovía un tipo de vestido más saludable e ‘higiénico’ en la línea de los revolucionarios pantalones de mujer que defendía Amelia Bloomer en Estados Unidos. Sin embargo, los diseños que propusieron en sus primera exposiciones seguían guardando demasiada relación con los diseños contemporáneos. La reforma más destacable vino por otro lado, de mano de artistas. También de sus musas, aquellas mujeres que trascendieron el papel pasivo que les ha dado la historia.

Esta asociación tenía como objetivo difundir el conocimiento contemporáneo sobre la salud pública. Bajo la creencia de que prevenir es mejor que curar, la Sociedad difundía un conocimiento sólido de las leyes de salud y de las medidas que probablemente eviten la propagación de enfermedades en todas las clases de la comunidad. Se impartieron conferencias periódicas sobre temas tan diversos como la prevención de enfermedades epidémicas y los efectos de la vestimenta moderna en la salud.

La Sociedad también participó activamente en la promoción de la capacitación formal para mujeres y ofreció cursos de salud en el hogar. Quizás el más significativo fue el Diploma de la Sociedad Nacional de Salud, que se introdujo en 1900 y equipaba a las mujeres para trabajar como visitantes de salud.

Los objetivos de la Sociedad se mantuvieron consistentes en el siglo XX, aunque la gama de cursos se expandió y el número de suscriptores creció. Para 1920, el trabajo de la Sociedad Nacional de Salud, y otras sociedades similares, se reconoció como tan importante que la capacitación se colocó bajo la Junta de Educación y se hizo oficial. La Sociedad Nacional de Salud se adaptó para convertirse en una escuela de formación reconocida oficialmente. Los cursos de capacitación todavía estaban en funcionamiento hasta 1947, éste servicio proporcionado tal vez ya no era necesario con la introducción del Servicio Nacional de Salud oficial en los años inmediatos de la posguerra.

El trabajo más influyente de Bloomer fue en la reforma de vestimenta. Después de notar los riesgos para la salud y la naturaleza restrictiva de los corsés y los vestidos, Bloomer presionó para que las mujeres adoptaran un nuevo estilo de vestido. Los pantalones, ahora llamados Bloomers, no solo ilustraron una desviación del vestido aceptado para mujeres, sino que las prendas también llegaron a representar a activistas en el movimiento por los derechos de las mujeres. El estilo de vestir atrajo muchas burlas de hombres y mujeres conservadores.


Estos pantalones eran como unas enaguas largas, flojas y ligeramente hinchadas que se estrechaban en el tobillo; sobre ellas iba una falda más corta que las habituales faldas victorianas. Aunque el diseño desde el punto de vista estético puede resultar discutible, lo cierto es que resultaban cómodos y fueron la antesala de los pantalones para uso femenino.
  


Fueron muchas las mujeres que se atrevieron a usarlos, a pesar de ser ridiculizadas y de las burlas que tuvieron que soportar; algunas los usaban por el convencimiento de que representaban un avance para la comodidad de las mujeres lejos del encorsetamiento que imponía la moda victoriana; otras lo hicieron por reivindicación, usando los “bloomers” como un símbolo de la igualdad de derechos de la mujer.





En el primer periódico por y para las mujeres "the lily" se escribió: “ A vosotras, amas de casa, os decimos: desabrochad vuestros vestidos y dejad que todas las prendas queden holgadas sobre vuestros cuerpos. Seguidamente, respirad a pleno pulmón, henchios de aire tanto como podáis, y en ese mismo instante abrochad la ropas. Cortad después esas faldas ondeantes hasta la altura de las rodillas, y poneos unos pantalones holgados abrochados junto a los tobillos“.

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