Fotografía

Pensar en la moda, en las grandes firmas y desfiles, es pensar en París. La ciudad se convirtió en la cuna de la moda y, posteriormente, sería también el epicentro de la fotografía de moda.

En un principio, la fotografía de moda no tenía fines comerciales. Las grandes casas realizaban fotografías a las modelos con sus diseños con el objetivo de guardar un registro de las piezas que se iban elaborando. Uno de los primeros retratistas que comenzó a cuidar la vestimenta y los complementos en sus fotografías fue Claudet. Plasmó con una calidad nunca vista hasta entonces detalles como pequeños bordados o la fluidez de los velos. Ya a finales de siglo, los avances técnicos permitieron acelerar el proceso de grabado, abaratar costes e incrementar notablemente la calidad de las imágenes obtenidas.

El primer caso de fotografía que pretendía dar a conocer los nuevos diseños de una firma de moda se publicó en el año 1892 en la revista “La mode pratique”. La finalidad comercial ya está presente.



Adolf de Meyer es el responsable de llevar el pictorialismo a la moda. Esta corriente perseguía que las fotografías fueran consideradas una expresión artística más, como la pintura o la escultura.

Meyer es considerado el primer fotógrafo de moda y, para muchos, esta instantánea que tomó para Elizabeth Arden en 1927, la primera verdadera fotografía de moda.


Autorretrato Meyer:




Los fotógrafos modernistas tenían una firme tendencia a romper con todo lo anterior, a liberalizarse. Al igual que la moda, la fotografía de moda perseguía la sencillez sin dar de lado nunca a la elegancia. Se exaltó a la mujer y su feminidad desde una perspectiva práctica y funcional.


Juega con las luces y las sombras, con las siluetas y las tonalidades, para lograr un resultado sensacional.

Hasta el momento la creatividad en la fotografía de moda estaba claramente limitada al servicio de sus fines publicitarios. No obstante, a partir de la década de 1930, la prensa se consolida como medio y la publicidad se afianza, lo que permite liberar la imaginación. Además, la moda comienza a ser más y más importante, la sociedad tiene una preocupación cada vez mayor por su imagen.


Con el realismo se rompen todos los moldes, se apuesta por ilusiones ópticas, por planos imposibles.

Mientras que el realismo se centra en la exploración del entorno que nos rodea, el surrealismo se basa en el descubrimiento del mundo interior. Lo surrealista es la distorsión de la realidad, la descontextualización de los elementos que la componen. Grandes fotógrafos como Man Ray lo extrapolan a la fotografía de moda, creando composiciones fantásticas y llenas de erotismo.



Webgrafía:
http://repositori.uji.es/xmlui/bitstream/handle/10234/34221/RA%DAL%20EGUIZ%C1BAL%20MAZA.pdf?sequence=1


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