Yarn Bombing
“ Yarn Bombing” , un estilo arte urbano que empezó hace siete años en Estados Unidos, se expandió por el mundo y despunta en Buenos Aires. La idea es vestir multicolor la Ciudad con lana tejida , desde postes a árboles y monumentos.
¿Os habéis preguntado de que fenómeno se trata? Es: ¿arte? ¿gamberrada? ¿divertimento? o tal vez una llamada de atención sobre lugares de la ciudad que pasan desapercibidos o que están faltos de alguna cosa.
Pues se trata de yarn bombing ,urban knitting o guerrilla del ganchillo. Es un movimiento de última moda surgido hace unos años cuyo fin es crear arte urbano a través del ganchillo y la media. ¿Por qué no sacar la lana a la calle y aportarle un nuevo aire de modernidad a través del arte?
En la actualidad estos movimientos ya están extendidos en todas las principales ciudades del mundo.
Los “guerrilleros” del ganchillo son de asociaciones o grupos de personas que se reúnen de forma pacífica con el fin de dar color y belleza a un espacio urbano cubriéndolo de punto. Sus fines son pacíficos, pero a menudo tienen un fondo reivindicativo. Son formas de protestar de manera imaginativa que tratan de despertar la atención y la simpatía de la gente.
Los guerrilleros” suelen elegir las partes más tristes de la ciudad para vestirlas con «trajes» de lana de colores vivos. De esta forma cuando vamos caminando por las calles prestamos atención a cosas que antes nos pasaban desapercibidas, aquella farola o estatua que ahora luce miles de colores.
Licia Santuz, una artista plástica italiana, comenta asombrada: “Aquí la gente respeta y agradece mis tejidos; en Italia los arrancaban como si fueran vandalismo”. Y elogia a Buenos Aires. “Para mí es mágica, a la vez obsoleta y moderna”.
Fue la pionera del movimiento local, cuando descubrió la técnica por TV: “Algo se apoderó de mí, la sensación de una libertad absoluta, la belleza que da la alegría del color”, explica. Cansada de pintar sola y de galerías de arte, dice que el grafiti de lana –especie de caos ordenado– es un arte abierto. “No necesita escuela, es espontáneo, liviano, sin filosofía y ecológico; cuando se pone feo se corta solo”.
Webgrafía:
¿Os habéis preguntado de que fenómeno se trata? Es: ¿arte? ¿gamberrada? ¿divertimento? o tal vez una llamada de atención sobre lugares de la ciudad que pasan desapercibidos o que están faltos de alguna cosa.
En la actualidad estos movimientos ya están extendidos en todas las principales ciudades del mundo.
Los guerrilleros” suelen elegir las partes más tristes de la ciudad para vestirlas con «trajes» de lana de colores vivos. De esta forma cuando vamos caminando por las calles prestamos atención a cosas que antes nos pasaban desapercibidas, aquella farola o estatua que ahora luce miles de colores.
Licia Santuz, una artista plástica italiana, comenta asombrada: “Aquí la gente respeta y agradece mis tejidos; en Italia los arrancaban como si fueran vandalismo”. Y elogia a Buenos Aires. “Para mí es mágica, a la vez obsoleta y moderna”.
Fue la pionera del movimiento local, cuando descubrió la técnica por TV: “Algo se apoderó de mí, la sensación de una libertad absoluta, la belleza que da la alegría del color”, explica. Cansada de pintar sola y de galerías de arte, dice que el grafiti de lana –especie de caos ordenado– es un arte abierto. “No necesita escuela, es espontáneo, liviano, sin filosofía y ecológico; cuando se pone feo se corta solo”.
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